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La niebla. Nuestro peor enemigo.

De las muchas adversidades meteorológicas que podamos encontrarnos en una navegación, quizás la que representa un mayor peligro sea la niebla. Antes de salir a la mar siempre se debe consultar la predicción meteorológica. Comprobar la visibilidad de su zona y no salir hasta que nos aseguremos de que la niebla ha sido erradicada por completo. Si por el contrario nos sorprende en alta mar, tomaremos las medidas oportunas para hacernos lo más visible posible.

El proceso de formación de la niebla es muy simple pues se forma cuando el vapor de agua se condensa, ya sea por enfriamiento o por aporte de humedad a la masa de aire. La disipación se verifica por un proceso inverso, es decir, por calentamiento de la masa de aire o por que ésta pierde humedad. En función del mecanismo que las origina hay varios tipos de niebla que vamos a ver a continuación. Las más destacadas son:

Niebla de radiación:

Se forma sobre la tierra en noches despejadas, cuando la superficie terrestre, al enfriarse rápidamente, enfría el aire sobre ella y hace que el vapor de agua se condense en pequeñas gotas. Primero se forma neblina que después se va extendiendo y espesando. Se dispersa rápidamente con la salida del sol.

Niebla de advección:

Este fenómeno ocurre a lo largo de las costas. Cuando el aire caliente y húmedo atraviesa una superficie de agua fría, se enfría a su vez hasta llegar al punto de rocío, con lo que el vapor de agua se condensa y se forman bancos de niebla de advección. Son más frecuentes en primavera e invierno.

Niebla frontal:

Se desarrolla cuando el aire caliente y húmedo del frente de una depresión se eleva por encima del aire frío, haciendo que su temperatura descienda por debajo del punto del rocío. Este tipo de niebla puede ocultar las marcas de tierra a las embarcaciones con el consiguiente peligro.

Una vez nos hemos familiarizado con los diferentes tipos de niebla y su formación, lo siguiente es saber enfrentarnos ante este tipo de situaciones. ¿Qué medidas debemos tomar?. Lo primero es tener nuestra embarcación equipada, ya sea con un reflector radar, señales acústicas, el radar, AIS y las señales de iluminación.

Reflector radar:

Los reflectores de radar están diseñados para poder ser detectados por el radar de otras embarcaciones. Su forma y materiales de construcción permiten reflejar la señal electromagnética que envía el radar. Cuanto más alto esté ubicado y más grande sea, mayor será su eficacia. Encontramos de tipo cilíndrico o de forma octogonal.

Señales acústicas:

Las embarcaciones que naveguen con niebla deben alertar de su presencia a otras embarcaciones por medio de señales acústicas como indica la Regla 35 del RIPA. Pude ser por medio de bocinas de niebla, campana o gong.

El radar:

Si disponemos de radar, lo activaremos para monitorear la distancia entre la embarcación y los objetos mostrados en la pantalla. Podemos conocer la marcación o demora con el objetivo en cuestión, así como programar avisos para evitar colisiones.

AIS (Sistema de Identificación Automática):

Es un sistema de seguimiento automatizado para identificar y localizar embarcaciones; mostrando la posición, el rumbo y la velocidad así como información adicional.

¿Cómo debemos reaccionar ante la niebla durante la travesía?. Si nos sorprende la niebla mientras navegamos, no debemos perder la calma ni ponernos nerviosos. Aplicaremos la Regla 19 del RIPA (Conducta de los buques en condiciones de visibilidad reducida). Marcaremos la posición actual en la carta de navegación, actualizándola periódicamente. Encenderemos las luces de navegación correspondientes al tipo de navegación, si es a motor o a vela. Tendremos a mano la bocina de niebla y le diremos a alguien que se dirija a proa para que haga de vigía. Le diremos a la tripulación que se pongan los chalecos salvavidas para que en caso de colisión estén preparados y si es posible que se enganchen a una línea de vida en cubierta, pues un “hombre al agua” cuando hay niebla se hace muy complicado de localizar. La pirotecnia también la tendremos cerca. Reduciremos la velocidad a la mínima de gobierno y detendremos el motor a intervalos regulares para poder escuchar otras embarcaciones que puedan estar en las inmediaciones. Si vamos en un velero es aconsejable izar la mayor, si las condiciones meteorológicas lo permiten, lo que nos hará más visible. Estaremos pendientes del canal 16 VHF de la radio, de la sonda para evitar el riesgo de colisión en aguas poco profundas y nos dirigiremos a puerto manteniendo la vigilancia y eligiendo la ruta más prudente.

Navegar con niebla es peligroso sobre todo para aquellos patrones con poca experiencia. Extremar las precauciones necesarias y mantener la calma evitarán o reducirán las posibilidades de tener un accidente.
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