Nos referimos a la magnitud estelar para medir el brillo del astro, que depende de su luminosidad intrínseca y la distancia a la que se encuentra del observador.

Las estrellas se encuentran a distancias tan lejanas que se observan como puntos, incluso con los más potentes telescopios. Debido a las enormes distancias que nos separan nos da la impresión de que no se mueven. Pero esto no es así. Además de su movimiento aparente, poseen movimiento propio.

Fueron los griegos en la Grecia clásica quienes establecieron la escala de magnitud estelar, para clasificar las estrellas. Dividiéndolas de primera magnitud (las más brillantes) hasta sexta magnitud (las menos brillantes al límite de la vista humana sin ayuda de un telescopio). Se calcula que aproximadamente se pueden apreciar más de 6.000 estrellas entre primera y sexta magnitud.

En el siglo XIX Norman Pogson realizó su mayor contribución a la astronomía. Observó que en el sistema de expresar la magnitud estelar aparente de las estrellas propuesto por Hiparco de Nicea, las estrellas de primera magnitud son alrededor de cien veces más brillantes que los de sexta magnitud. En 1856 propuso adoptar este sistema en el que cada decremento en la escala de magnitud aparente representa un descenso del brillo igual a la raíz quinta de 100 (≈ 2.512), constante denominada “cociente de Pogson”. Por lo que una estrella de primera magnitud es 2,5 veces más visible que una de segunda. Por ejemplo, una estrella de magnitud 2 es 2,512 veces más brillante que una estrella de magnitud 3. La ventaja de esta escala de magnitudes es que coincide con el sistema de Tolomeo, y dado que 2,512 elevado a 5 es igual a 100, una estrella de magnitud 1 es exactamente 100 veces más brillante que una estrella de magnitud 6, que a su vez es 100 veces más brillante que una estrella de magnitud 11, y así sucesivamente.

Se expresa con un número que puede resultar, dependiendo del brillo, positivo o negativo, siendo más brillante cuanto menor es ese número (un objeto con una magnitud negativa será siempre más brillante que uno con una magnitud positiva). Así podemos clasificar las magnitudes utilizando intervalos de magnitud:
  • 1ª magnitud: desde -1,6 hasta + 1,5.
  • 2ª magnitud: desde +1,6 hasta + 2,5.
  • 3ª magnitud: desde +2,6 hasta +3,5.
Algunos ejemplos: la estrella Sirius tiene una magnitud de -1,6, el Sol tiene una magnitud de -26,7, la nebulosa de Orión 3 y Andrómeda de 4,4.

En el almanaque náutico se totalizan 99 estrellas de entre primera y segunda magnitud y alguna de tercera. Las estrellas de cuarta magnitud no son útiles en navegación astronómica. Las de primera magnitud son 20 estrellas, 60 las de segunda y unas 180 las de tercera.

La temperatura superficial de las estrellas determina el color de las mismas. Cuando miramos las estrellas observamos un centelleo producido por la atmosfera terrestre, no así en los planetas por tener un diámetro apreciable. En función de la temperatura podemos clasificar las estrellas en los siguientes grupos:
  • Rojas: temperatura superficial de 3.000º C.
  • Anaranjadas: temperatura superficial de 4.000º C.
  • Amarillas: temperatura superficial de 5.300º C.
  • Amarillentas: temperatura superficial de 7.500º C.
  • Blancas: temperatura superficial de 11.000º C.
  • Blanco-azuladas: temperatura superficial de 25.000º C.
Por poner un ejemplo, el Sol que tiene una temperatura superficial de 5505º C lo clasificaríamos en el grupo de estrellas amarillas. En cambio Antares que tiene una temperatura superficial de 3.600º C estaría en el grupo de las estrellas rojas.
¿Qué te ha parecido este artículo?
La valoración media es de 5/5
Utilizamos cookies propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio, en función de tus hábitos de navegación. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso.
Aceptar