La mayoría de los nuevos patrones suelen cometer algunos errores a la hora de comprar o alquilar un barco, o al planificar las primeras travesías para disfrutar de sus vacaciones en familia o con amigos. Este artículo pretende mostrar alguno de los errores más comunes de un patrón sin experiencia.
1- Comprar un barco sin consultar: convertirse en armador supone enfrentarse a muchas preocupaciones: mantenimiento, atraque, seguros, etc. Supone un verdadero punto de inflexión en la vida de cualquier persona. Es una decisión importante, tanto por la cuestión económica como por la dedicación del tiempo que implica. Por este motivo, no tomes la decisión de comprar una embarcación sin antes consultar con tu pareja e hijos.
Consultar no significa pedir opinión. Todo lo contrario, es explicar lo que implica tener un barco para lo bueno y para lo malo, y saber si tu familia está dispuesta a formar parte de este proyecto. Un barco requiere de implicación y trabajo, sobre todo mucho trabajo. Eso sí, la satisfacción y las experiencias que te ofrecen son maravillosas. Antes de dar el paso, alquila con tu familia para ver si sería un buena opción una futura compra.
2- Comprar un velero sin haber practicado antes: a la hora de adquirir una embarcación surge la duda de si es mejor una motora o un velero. Muchas personas se dejan llevar por la idílica imagen que supone navegar a vela. La sensación del viento en la cara sin el molesto ruido del motor es para la mayoría una experiencia de película. Pero un velero supone mucho trabajo, esfuerzo físico y conocimientos.
Se necesitan muchos meses o años de práctica para tener un cierto nivel. Si no la tienes, cuando salgas los fines de semana te verás superado por otras embarcaciones y empezarás a quejarte y sacar defectos de tu barco. Por lo que poco a poco dejarás de sacar las velas y navegarás solo a motor. Para disfrutar de un velero y sacar todo su rendimiento, es aconsejable hacer cursos de perfeccionamiento, apuntarse a un club de regatas y navegar durante un tiempo. Solo así sabrás si la elección de un velero es lo correcto.
3- Exceso de planificación: la navegación de crucero requiere de tiempo. Es decir, no tener prisa por llegar. Una travesía implica planificación, cálculos y un proyecto. No se puede planificar con el tiempo justo, ni con plazos muy estrictos. Decir que si salimos a las 06:00 de la mañana para llegar a las 22:00 de la noche aprovecharemos más el resto de días, puede implicar hacer una travesía de 14 ó 15 horas bajo el sol de verano y manteniendo el equilibrio por el balanceo del barco si hay oleaje.
La gente que te acompaña para pasar sus vacaciones, es muy probable que no esté preparada para esfuerzos como este. Lo único que puedes conseguir es convertir unas plácidas vacaciones en una pesadilla. Si vas a preparar una travesía, no sobrecargues a la tripulación con un exceso de responsabilidades. Tú eres el patrón. A veces, los plazos no se pueden cumplir por causas ajenas, como es la meteorología o una avería. Es preferible llegar un día más tarde a sufrir una odisea con la consecuencia de que el resto de gente no quiera repetir.
4- Elegir una embarcación rápida para una travesía de crucero: las embarcaciones rápidas o con cascos de planeo, consumen mucho más en comparación con los barcos de crucero. También necesitan que el mar esté en perfectas condiciones para optimizar el consumo, la velocidad y las prestaciones del barco. La ventaja de una planeadora es poder disfrutar de la velocidad y de llegar en poco tiempo al lugar deseado.
Este tipo de embarcaciones al tener tanta potencia, requieren de motores más grandes y por consiguiente de más espacio. Aproximadamente 1/3 de espacio para albergar el motor, reduciendo considerablemente la habitabilidad. Una planeadora puede ser emocionante para aquellos apasionados de la velocidad, pero implica viajes más cortos y costosos.
