El buque escuela Juan Sebastián de Elcano es un bergantin goleta de cuatro palos que llevan los nombres de Blanca, Almansa, Asturias y Nautilus; nombres de cuatro buques escuela que le precedieron.
El Elcano, además de ser el actual barco escuela de la Armada Española, actúa como embajada flotante. Su presencia en puertos extranjeros contribuye a apoyar la política exterior de España además de difundir la imagen de la “marca” España, y permitiendo que muchos españoles que viven en el extranjero pisen este “trocito de España que navega”.
Muchos hijos de esos emigrantes españoles, juraban bandera, en sencillos actos castrenses que se organizaban en los puertos que se visitaban y desde su entrada en servicio, muchos años antes del auge de la cocina de altos vuelos, en las recepciones que se ofrecían a bordo a las autoridades y a la colonia española, el jamón, la tortilla y el rioja, corrían generosamente dejando bien alto el pabellón de nuestra gastronomía, con gran regocijo de los compatriotas que lo visitaban.
Recibe su nombre de Juan Sebastián Elcano, capitán de la expedición de Fernando de Magallanes, tras la muerte de éste durante el viaje y por el que,a bordo, figura la leyenda"Tu Primus Circundedisti Me".
Fue botado en Cádiz el 5 de marzo de 1927, y el nombre con el que iba a ser bautizado fue "Minerva", diosa que aparece en el mascarón de proa, obra del escultor bilbaino Federico Sáenz Venturini. El coste del barco ascendió a 7.569.794 pesetas.
25 años después se usaron los mismos planos para construir el barco escuela chileno Esmeralda.
La primera travesía fue de Cádiz a Málaga con S.M. Don Alfonso XIII a bordo coincidiendo con la Exposición Universal de Sevilla.
Su primer crucero de instrucción, consistió en dar la vuelta al mundo en dirección opuesta a la que en su día hizo Elcano, del 1 de agosto de 1928 al 29 de mayo de 1929. Visito los puertos de Cádiz, San Vicente (islas de Cabo Verde), Montevideo, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Adelaida, Melbourne, Sidney, Suva, San Francisco, Balboa, La Habana, Nueva York y Cádiz.
El Elcano suele emplear en dar la vuelta al mundo unos nueve meses; hasta el año 2008 lo había hecho diez veces. En una de esas vueltas al mundo quiso embarcar S.A.R. Don Juan de Borbon que, cuando estudiaba en la escuela naval de San Fernando, no pudo hacerlo al tener que abandonar España en 1931, con la caída de la monarquía y el advenimiento de la república. Don Juan era, como es sabido, un marinazo de profesión y de corazón. Cuentan que le gustaba acompañar en el puente, al oficial de guardia de alba: de cuatro a ocho de la mañana, y que cuando subían hasta el puente los aromas del pan que se estaba cociendo en la panadería, no perdonaba su “preñaito”; un bollito de pan que se cocía con chorizo dentro, ni tampoco las partidas de mus en la cámara de oficiales a la hora del café.
Tiene una autonomía de 10.000 millas o de 70 días en la mar sin tener que ir a puerto a abastecerse y tarda unos 22 días en cruzar el Atlantico para llegar hasta América.
En noviembre del año 2005, resultó ganador por séptima vez de la Boston Teapot otorgada cada año por la Sail Training International al buque que consigue navegar a vela el mayor número de millas en 124 horas.
La velocidad máxima alcanzada por el buque ha sido de 17 nudos con un viento mantenido de 75 nudos.
Durante sus cruceros de Instrucción, las tres cuartas partes del tiempo transcurren en la mar donde los guardiamarinas reciben clases y participan en todas las maniobras subiendo a los palos para dar o cargar el aparejo. Desde aquellos tiempos en que no se cuidaban como ahora los “riesgos laborales”, y se subía a los palos a pecho descubierto; es decir, sin arnés, hubo tres accidentes en los que dos guardiamarinas y un marinero se cayeron desde los palos a cubierta sin que, afortunadamente, hubiera que lamentar ningún daño irreparable.
En sus primeros viajes, cuando las técnicas del frío aún no estaban muy desarrolladas, se llevaba a bordo ganado vivo para carne y, en la tripulación, había un matarife encargado de sacrificar a los animales conforme se iba necesitando.
La vida a bordo, en la mar, transcurre entre clases, guardias, gimnasia, etc. con poquito tiempo para el ocio. En tiempos pasados llevaba en su dotación una banda de música para los actos oficiales en los puertos que se visitaban y que, en las tardes de los domingos en la mar, ofrecía conciertos para entretenimiento de la tripulación.
Con ocasión del paso del ecuador, se celebra a bordo una gran fiesta en la que el Dios Neptuno emerge de las profundidades tomando el mando del buque y presidiendo el bautizo de los miembros de la tripulación que lo cruzan por vez primera.
En los “tiempos difíciles” en España, hubo algunos marineros que aprovecharon el viaje para desertar y comenzar una nueva vida en América.
Innumerables anécdotas y vicisitudes podrían contarse de su dilatada vida.
En Cenautica, desde su fundador y director muchos de sus profesores proceden de la Armada y todos ellos realizaron en su día su crucero de instrucción en el Elcano, e incluso muchos de ellos que volvieron a embarcar como profesores, emplean ahora sus experiencias en sus enseñanzas en nuestra escuela.
Por ello, salvando las distancias y con el respeto debido, hemos intentado reproducir a pequeña escala, sus procedimientos, en nuestras aulas y en nuestros barcos escuelas.
Como dato curioso, en los veinte primeros años de vida del Evasión III como barco escuela de Cenautica, han realizado sus prácticas en el, seis mil cuatrocientos cuarenta y dos alumnos, casi los mismos guardiamarinas que han pasado por el Elcano en sus ochenta y cuatro años de servicio.
El Elcano es una venerable institución no solo en la Armada sino en España, a la que ha prestado impagables servicio, de difícil reemplazo,que se acerca a la fecha de su centenario. ¿Llegará en activo hasta entonces? Sería hermoso que así fuera y que todos lo pudiéramos ver.