Los puede conseguir en alquiler o comprados en concesión hasta 30 años. Grandes, pequeños, cómodos, apretados, seguros, ruidosos y de muy diversas características. Sepa todo lo necesario sobre ellos.
La demanda de amarres en España es bastante mayor a la oferta disponible, lo cual hace subir los precios hasta cifras desorbitadas en algunos casos. Sin una plaza de amarre olvídese de tener barco. De hecho hay muchos aficionados a la náutica que condicionan la compra de su embarcación a la existencia de una plaza en donde amarrar. En bastantes casos ésta puede llegar a costar tanto como el propio barco, o incluso más, especialmente en los sitios más codiciados de las Baleares y otros puertos de moda del Mediterráneo.
En alquiler las cosas no van mucho mejor y a modo de referencia podemos citar la desorbitada cantidad que tendremos que pagar por una plaza mensual en Ibiza, para un barco de 12 metros; alrededor de 6.000 € durante los meses de Julio o Agosto. Aunque como podrá imaginar estos son los casos más llamativos y extremos. Esta misma plaza en cualquier otro puerto de las Baleares llegará a costar una cantidad similar o algo mayor, pero por todo el año, lo cual ya es más razonable. Si miramos hacia otras costas Españolas, en regiones como Galicia la misma plaza bajará hasta menos de la mitad y por todo el año, ofreciendo amarres de más calidad con “fingers” dedicados para cada plaza.
¿Que qué es un “finger”? El anglicismo no deja lugar a dudas. Se trata de un “dedo” de madera flotante todo a lo largo de la amura del barco, lo cual facilita enormemente las maniobras de amarre y hace de barrera y separación frente al vecino de pantalán. En los afamados puertos del Mediterráneo es casi imposible encontrarlos. ¿La razón? Cuestión de espacio. Si se quitan caben muchos más barcos en el puerto deportivo y cuándo las plazas están a precio de oro….
Si busca un amarre lo primero que debe plantearse es si prefiere el alquiler o la compra en concesión. La compra es por un número determinado de años y como máximo 30 años, cifra máxima que ofrece el Estado a los puertos deportivos para la explotación de los amarres. Bien es cierto que en muchos casos cuando acaba la concesión esta se renueva, pero garantías no hay ninguna. Que se lo pregunten sino a los armadores del Puerto de Ibiza o del Puerto de Menorca. Se acaba la concesión y cambia la empresa concesionaria. Los actuales propietarios tendrán posiblemente que volver a pagar muchos millones de pesetas para seguir disfrutando de su amarre. Aunque estas situaciones son atípicas, bien es cierto que están ocurriendo y que cuando uno adquiere un amarre, lo que compra es su disfrute hasta el fin de la concesión. Por tanto….
¿Prefiere comprar o alquilar?
El alquiler tiene muchas ventajas, pues además de no tener que desembolsar una cifra muy elevada, y poder utilizar este capital en otros negocios más rentables, se goza de la libertad de poder cambiar de puerto a nuestro antojo, para poder conocer y disfrutar diferentes zonas de navegación. Es cierto que un amarre en propiedad puede ser alquilado a terceros, pero esto significa otra preocupación más, por si no fueran suficientes las propias derivadas del barco. Un yate, sea de vela o de motor significa libertad, y por tanto… ¿porque “amarrarse” a un único puerto deportivo?
Cuando busque un amarre debe tener en cuenta además de la calidad del amarre, la seguridad del puerto. No sólo frente a posibles malhechores y gamberros. Asegúrese de la protección del puerto frente a la mar. Cuando la mar se enfada, las cosas se ponen tan serias que en algunos casos desaparecen los espigones devorados por el Dios Neptuno. Así ha ocurrido en varias ocasiones en los últimos años y en nuestro litoral. Cuando esto sucede lo normal es que se hundan unos cuantos yates y que muchos sufran serios desperfectos. Una excelente póliza de seguros es la única garantía real.
El náutico deportivo debe ofrecer unos servicios básicos, normalmente complementados con restaurantes de mejor o peor comer, así como todo tipo de servicios de valor añadido, como lavanderías, talleres, baños limpios y bien acondicionados, piscina, Wi-Fi, etc… Pero ojo con los bares. Conocemos algunos puertos deportivos en los que la “fiesta” dura hasta largas horas de la madrugada. Si usted es un joven veinteañero acostumbrado al “cubata”, seguramente le agrade, pero lo normal es que este tipo de “pubs” acabe siendo una pesadilla o cuando menos un insomnio.
En definitiva, para elegir un buen amarre debe valorar bastantes aspectos algunos más prioritarios que otros, y que pueden hacer la diferencia entre gozar plenamente de su barco, o por el contrario convertir su afición en un auténtico infierno.
Y si tengo amarre, ¿lo puedo intercambiar?
¿Cuántas veces nos quedamos en nuestro puerto base deseando pernoctar en otro? ¿Cuántas veces hemos regresado en una “ceñida imposible” por no abonar una o dos noches en el puerto vecino? ¿No es absurdo dejar nuestro amarre “vacío pero pagado” sin que nadie más lo pueda usar? Partiendo de la base de que nuestro derecho de uso preferente de atraque no debe imponer limitaciones en cuanto a una ocupación breve por terceros sin ánimo de lucro, en los paneles de anuncios (físicos o virtuales) aparecen a menudo propuestas de intercambio entre particulares. Pero en muchos casos, estas propuestas no llegan a materializarse por falta de una difusión adecuada, porque las fechas no nos convienen o incluso por la falta de compromiso o garantías entre los posibles interesados.
Una solución nueva para esto es la bolsa de intercambio que ofrece la empresa BITA Mooring Swap
Diez trucos para encontrar el mejor amarre
1) Compra o alquiler: Usted decide, pero en cualquier caso compare y busque las nuevas marinas actualmente en construcción. Conseguirá mejores condiciones y modernos servicios a su disposición.
2) Elija con tiempo: Para alquilar o para temporadas cortas, reservar el amarre con meses de antelación. Le permitirá localizar lo que realmente esté buscando.
3) Busque un puerto seguro: No es broma. De vez en cuando un espigón es arrastrado por la mar generando serios desastres.
4) Tranquilidad o mucha marcha: A veces no existe el término medio. Naturalmente preferimos los pantalanes alejados del ruido y la vida mundana. Para eso ya tenemos las ruidosas ciudades.
5) Tipo de amarre: Con “Finger” mucho mejor, pero son difíciles de encontrar. La calidad del amarre va mucho más allá. Dentro de un náutico deportivo, existen amarres en los que la maniobra de atraque es sencilla o por el contrario se hace más complicada.
6) Las tomas del pantalán: Cada puerto tiene un tipo de enchufe y de toma de agua diferentes. Pero con dos o tres adaptadores conseguirá poder tomar luz y agua de cualquier amarre, sea el que sea.
7) Amarrar de proa o de popa: Muchos barcos lo hacen de popa pues facilita el embarque y desembarque. Pero tenga en cuenta, sobre todo si es neófito, que amarrar un velero por la popa es más difícil pues el barco tiene menos capacidad de maniobra. Con independencia de ello, amarrar de proa tiene la ventaja de disfrutar en la bañera de popa de una mayor intimidad frente a los curiosos que pasean por los pantalanes.
8) Servicios de calidad: Es muy grato encontrar unas duchas limpias y bien equipadas, así como poder disponer de un buen mecánico que sepa solucionar cualquier imprevisto.
9) Ojo a los mosquitos: En algunos puertos deportivos. En cuanto cae la tarde, a pesar de encontrarnos en el mar es posible que sea invadido por los mosquitos. Téngalo presente por si llegara el caso, y contra atacar con matamosquitos y equipar las escotillas con mosquiteras.
10) Puerto extranjero: ¿Una locura? ¡Ni mucho menos! Las cosas como son. La administración actual no apoya nada la nautica de recreo, lo que hace que las ofertas en el extranjero sean cada vez más “atractivas”. Un amarre en Croacia, Grecia o en el Caribe cuestan en igualdad de condiciones, menos de la mitad. Esta diferencia puede dar para comprar bastantes billetes de avión. Considere la alternativa…
Artículo publicado en colaboración con Fondear.com