Por primera vez en muchas décadas, un carguero está a punto de cruzar el Atlántico impulsado por la fuerza del viento, en un viaje que, si concluye con éxito, podría constituir un gran hito en la historia marítima.
Cuando el Beluga Skysail, de 10.000 toneladas de peso, se encuentre bien alejado de la costa, lanzará al aire una gigantesca cometa, que según las pruebas marinas y eólicas realizadas, será capaz de arrastrar la embarcación y ahorrar entre un 10% y un 15% del pesado combustible que normalmente quema. Si el viaje de Bremen (Alemania) a Venezuela de ida y vuelta resulta exitoso, podría ser común que veamos enormes cargueros por todo el mundo arrastrados por cometas del tamaño de un campo de fútbol.
Se trata de un serio intento por reducir los costes de combustible de la embarcación. "La cometa se usará siempre que sea posible durante el viaje, y estamos convencidos de que revolucionará el mundo de los cargueros", explica Christine Bornkessel, una portavoz de la compañía de navegación Beluga, con base en Bremen, que tiene 52 embarcaciones mercantes.
En el viaje inaugural del carguero se utilizará una cometa de 160 metros cuadrados, con la que se espera reducir el consumo de combustible entre un 10% y un 15%, pero con el tiempo se usarán cometas de mayor tamaño, que consigan reducir hasta un 35% del combustible e incluso un 50% en condiciones óptimas de viento.
Las cometas más grandes llegarán a tener hasta 5.000 metros cuadrados y, teóricamente, serán capaces de tirar de inmensos buques portacontenedores.
El transporte marítimo es actualmente una industria global floreciente, y la mayoría de la manufactura se concentra a miles de kilómetros de los centros de los consumidores en Europa y EE.UU. Cerca de 100.000 cargueros transportan el 95% del comercio internacional por mar, y la navegación se está extendiendo con rapidez, mientras que países como India y China se han convertido en los líderes de esta economía global.
Pero el coste del combustible de un carguero casi se ha duplicado en los últimos dos años, forzando así a la industria a considerar otras alternativas. Al mismo tiempo, ha aumentado la preocupación sobre el cambio climático y la contaminación medioambiental que estas embarcaciones provocan.
Se calcula que la navegación comercial, que tradicionalmente utiliza los combustibles más contaminantes, utiliza cerca de 2.000 millones de barriles de petróleo al año, y emite hasta un total de 800 millones de toneladas de CO2, lo que equivale al 4% de las emisiones provocadas por el hombre en todo el mundo. La navegación también contamina la atmósfera con más dióxido de azufre que todos los coches y camiones del mundo.
Esta industria cada vez más conservadora no ha logrado aprovechar la energía renovable, sea porque el combustible convencional era antes barato o porque las cargas modernas, la mayoría transportadas en contenedores, necesitan mantener la estabilidad en cubierta. Se han propuesto velas o spinnakerspara los barcos de mercancías, pero estos aparatos ocupan mucho espacio y restan estabilidad al navío.
El sistema de cometas, desarrollado durante 10 años con la ayuda del Gobierno alemán, utiliza un piloto automático controlado por ordenador, y se mueve por una pista de metal alrededor del barco. Esto permite que la vela se mueva en cualquier dirección para encontrar el viento, y evita también el exceso de inclinación. No obstante, la cometa no está diseñada para sustituir motores. Todavía existen muchas preguntas sobre cómo actuará el sistema con vientos muy fuertes, y qué ocurriría si la cometa cayera al mar.
De acuerdo con la empresa, se han realizado ya pedidos para barcos pesqueros y súper yates. «Si el primer viaje es un éxito, tenemos previsto equipar a entre cuatro y ocho barcos el año que viene», asegura Stephen Wrage, el ingeniero que ha impulsado el proyecto.