Para comprender cómo funciona el mundo de la navegación actual es muy recomendable bucear en los libros de historia de las primeras expediciones que se organizaron en siglos anteriores. La bibliografía en este sentido, como advierte el director de Cenáutica, es muy amplia. Por eso, consideramos imprescindible conocer de primera mano la expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, definida como la primera vuelta al mundo en una embarcación y de la que se cumplen 500 años de su partida en este 2019.
El primer hecho reseñable en este hito histórico, tan difícil en aquella época, es que la expedición organizada por el portugués Fernando de Magallanes y finalizada por el marino español Juan Sebastián Elcano no tenía el objetivo de circunnavegar el planeta, sino la búsqueda de una ruta para el comercio de especias. La espectacular gesta fue financiada por la Corona española, en un momento en el que reinaba Carlos I. Vamos a tratar esta expedición, de la que hay miles de páginas escritas, de una manera sintetizada y obviando ciertas partes del relato.
Para ponernos en contexto, hay que recordar que, unos años antes, Cristóbal Colón había emprendido el proyecto de navegar hasta las Indias siempre rumbo al oeste hasta que se topó con las Américas. Como apuntan en «Historia del nuevo mundo», Magallanes quiso retomar aquella idea de Colón hasta llegar a las islas de la Especiería cruzando América por su extremo sur. Magallanes, navegante experimentado, propuso este plan al rey Manuel I de Portugal, pero no llegó a buen puerto. Fue entonces cuando decidió viajar a España y proponérselo al obispo de Burgos, Juan Rodríguez Fonseca, hombre próximo a Carlos I, y este aceptó, indicando que la ruta caería siempre en zona castellana para evitar conflictos con los portugueses. Así surgieron las Capitulaciones de Valladolid en 1518, en las que el rey español concedió a Magallanes la financiación y el material necesario así como el título de gobernador, para asegurarse las tierras que descubriese.
Los datos de la conocida como expedición de Magallanes y Elcano son muy relevantes. Así, el viaje estuvo formado por 5 naos (barcos), 239 efectivos y un aprovisionamiento calculado para navegar durante dos años. La nave principal estaba capitaneada por Fernando de Magallanes (62 hombres) y recibió el nombre de Trinidad, también formaban parte de la expedición la San Antonio de Juan de Cartagena (57 hombres), la Concepción de Gaspar de Quesada (44 hombres), la Victoria de Luis de Mendoza (45 hombres) y la Santiago de Juan Serrano (31 hombres).
La expedición de Magallanes y Elcano partió de Sevilla el 10 de agosto de 1519. Navegó desde el río Guadalquivir hasta llegar a la desembocadura. Tras unos días, arribaron a Sanlúcar de Barrameda, en la provincia de Cádiz, donde hicieron los últimos preparativos para comenzar, sin saberlo, la primera vuelta al mundo. Su primera ruta fue hasta las islas Canarias, concretamente a Tenerife, para continuar hasta las islas de Cabo Verde, donde Magallanes ordenó poner rumbo hasta las costas brasileñas. Este trayecto duró más de un mes, en el que tuvieron que capear durísimos temporales y corrieron gran peligro.
Tras pasar por la bahía de Guanabara, en Río de Janeiro, continuaron hasta la costa de Argentina. Llegados a esta situación y a las órdenes de Magallanes, inspeccionaban las bahías que encontraban siempre buscando el rumbo sur, tratando de encontrar el paso hacia el otro océano que les acercase a su objetivo. Sin embargo, el invierno se les echó encima y el mando principal de la expedición decidió resguardarse en Puerto de San Julián durante un periodo de seis meses, pues el clima era muy desfavorable. En ese momento, se produjo una rebelión en los miembros de la expedición, que querían regresar a España, pues pensaban que aquello era una muerte inevitable y que la expedición habría fracasado. Y la muerte les llegó, pero de otro modo. Al rebelarse fueron capturados y ejecutados tres de los cuatro capitanes a excepción de Juan de Cartagena, que fue abandonado en aquel lugar.
En una de las tempestades que tuvieron que padecer, la nao Santiago encalló y tuvieron que dejarla abandonada. El 24 de agosto de 1520 partían los otros cuatro barcos que habían sobrevivido a las duras condiciones metereológicas. Fue entonces cuando dos naves procedieron a continuar con la exploración hacia el sur y encontraron finalmente lo que parecía un paso. Sin embargo, el timonel Esteban Gómez, que gobernaba la San Antonio, quiso volver a España ya que consideraba que el éxito de ese descubrimiento era suficiente. Y así lo hizo pese a la negativa de Magallanes. En el viaje de vuelta con esta nave descubrieron las Islas Malvinas.
Y en ese afán por continuar con la gesta, Magallanes siguió navegando por un estrecho, al que dieron el nombre de Todos los Santos, también conocido como el Estrecho de Magallanes. El hecho es que, tras aquel paso, se abría el Océano Pacífico. El máximo encargado de la expedición falló al no tocar la costa chilena y, creyendo erróneamente que llegaría pronto a las Islas Molucas por el Índico, se lanzó a navegar por el Pacífico, llegando a estar tres meses sin ver tierra y con el hambre acechando a los efectivos de la expedición.
Aquella decisión provocó que murieran más de 30 hombres. Con todo, el 6 de marzo de 1521 abordaron la isla de Guam (perteceniente al archipiélago de las islas Marianas). Allí, tras sufrir algún robo, cargaron los barcos y continuaron en busca de su objetivo: las islas de la Especiería. Durante la navegación muchas islas aparecían a su paso. Las llamaron las islas del Poniente, aunque el nombre con el que pasarían a la historia sería el de las islas Filipinas.
En uno de los diversos contactos que tomaron los nativos, en el poblado de Cebú, hicieron un acuerdo con el rey Hamubón para ayudarle en una guerra que mantenía contra un cacique. Magallanes, en abril de 1521, marchó con algunos de sus hombres a una isla para tomarla por la fuerza y fue preso de una emboscada que acabaría con su vida. Llegados a aquel extremo, necesitaban otro jefe de expedición y fue nombrado el capitán Duarte Barbosa. Sin embargo, las sospechas sobre los expedicionarios del rey Hamubón hizo que fueran asesinados parte de ellos, entre los que estaba Duarte Barbosa.
Los miembros que habían sobrevivido a aquellos fatídicos hechos huyeron del lugar. La Trinidad, capitaneada por Gómez Espinosa y la Victoria cuyo mando lo tomó Juan Sebastián Elcano, pues la nao Concepción tuvo que ser abandonada por el bajo número de efectivos. Ya no había vuelta atrás. Y continuaron la expedición con la intención de arribar a las iaslas de las especias. Así llegaron hasta las islas Molucas en noviembre de 1521, concretamente a la isla de Tidore, donde trataron de comerciar con el sultán Almansur. Cargaron las dos naves de clavo y se acordó que la Victoria volviera a España por la ruta de la India, mientras que la Trinidad tendría que quedarse en Tidora para ser reparada de una vía de agua y luego partiría por el Pacífico hasta Panamá.
La reparación permitió que la Trinidad se pusiera en marcha en abril de 1522. Sin embargo, los fuertes temporales no permitieron su avance y, de hecho, una tormenta dañó de gravedad la nao. Por necesidad de supervivencia, pidieron ayuda al capitán portugés Antonio de Brito y fueron interceptados por los portugueses y hechos prisioneros 17 hombres. Solo el capitán Gómez Espinosa y cuatro miembros más serían liberados cinco años más tarde.
Por su parte, Juan Sebastián Elcano, al mando de la nao Victoria, cruzó el Océano Índico y rodeó África tratando de evitar los puertos de este continente, que estaban controlados por los portugueses. De este arribó llegó a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre y al puerto de Sevilla el 8 de septiembre de 1522, completando la primera circunnavegación de la historia, demostrando la forma esférica del planeta. En este hito histórico, la expedición Magallanes-Elcano recorrió unos 75.000 kilómetros, con la precariedad de los instrumentos navales de la época y con unos mapas cartografiados muy parcialmente. Una aventura con un toque trágico que supuso un avance de una inmensa proporción para la navegación y para la historia de la humanidad.