Tanto los barcos enormes como las embarcaciones pequeñas utilizan hélices para su propulsión, y los principios fundamentales detrás de su funcionamiento son los mismos que el del
tornillo corriente que usamos en la madera: avanza según lo giramos. Partiendo de esa base hay avances técnicos que nos permiten mejoras relacionadas con la propulsión de nuestro barco, entre ellas están las
hélices de paso controlable, también llamadas de paso variable. Algunos compradores pueden sentirse intimidados ante la idea de adquirir un barco con hélice de paso controlable, cuando podría ser una buena opción para ellos después de conocer sus pros y sus contras.
¿Cómo funciona una hélice de paso controlable?
En movimiento hacia adelante, la pala de la hélice corta el agua y la impulsa hacia atrás, generando el empuje necesario para avanzar, hasta ahí ningún problema; sin embargo la hélice fija necesita que el motor cambie de velocidad de rotación para disminuir la velocidad y que cambie de dirección de giro para llevar el barco hacia atrás.
Una hélice de paso controlable, por el contrario no necesita, hacer que el eje cambie de dirección ni de velocidad. Eso, en principio, es una ventaja para el motor de la embarcación, ya que le ahorra una caja de cambios y el desgaste que supone alterar las direcciones de giro del eje. Es un sistema hidráulico del propio eje quien se encarga de orientar las palas metiendo más o menos presión en el circuito.
Cómo afecta la hélice de paso controlable a la reducción de velocidad
La distinción crucial surge al intentar reducir la velocidad. En una hélice fija, esto se logra disminuyendo la rotación del motor. Si bien esto es factible con una caja de cambios o un motor con velocidad variable, se vuelve más complejo cuando el motor opera de manera óptima a una velocidad constante.
En contraste, una hélice de paso controlable mantiene una velocidad de rotación constante para reducir la velocidad del barco. Lo que varía es el ángulo de ataque de cada pala. Esta modificación constante dificulta la observación mientras gira, por lo que la detendremos para examinarla más detenidamente.
Al avanzar, se aprecia que la pala tiene un ángulo de ataque pronunciado, lo que genera una mayor resistencia al giro y, por ende, un mayor empuje. Al reducir el ángulo de ataque, al motor le resulta más fácil girar la hélice, disminuyendo el empuje y, consecuentemente, la velocidad de la embarcación.
Incluso se puede generar empuje cero ajustando el paso a cero grados. Esta configuración es útil en situaciones donde un barco arranca sus motores mientras aún está atracado y no desea moverse.