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El peligroso chubasco de viento.

Tabla de contenidos
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  • ¿Qué es un "downburst" o "reventón"?
  • Riesgos para la náutica de recreo
  • Prevención y reacción
  • Conclusión

¿Qué es un "downburst" o "reventón"?

El chubasco de viento, también conocido como "reventón" o con el anglicismo "downburst" es una fuerte corriente de aire descendente que se origina en el interior de una nube de tormenta, normalmente en forma de cúmulos o cumulonimbos. Cuando este aire frío y denso choca contra la superficie del mar o la tierra, se expande violentamente de forma horizontal en todas direcciones, como si una masa de aire cayera del cielo y reventara al impactar. Suele ocurrir a finales de verano o principios de otoño cuando las temperaturas del mar son altas y aún no es temporada de borrascas. 

A diferencia de un tornado, cuyos vientos giran en un vórtice, el "downburst" se caracteriza por vientos en línea recta que irradian desde el punto de impacto. Sin embargo, su intensidad puede ser equiparable a la de un huracán, alcanzando a menudo velocidades superiores a los sesenta nudos y, en casos extremos, acercándose a los cien nudos. Normalmente estos fenómenos afectan áreas de menos unas pocas millas náuticas cuadradas. Son intensos pero localizados. El peligro radica en su repentina aparición y la brutalidad de la transición de condiciones de calma o viento moderado a un vendaval destructivo en cuestión de minutos.

El principal problema del "reventón" es su impredecibilidad. En los partes meteorológicos los reventones, si acaso aparecen, suelen hacerlo disfrazados de tormentas comunes de las que el navegante de recreo no tiene porque que desconfiar especialmente. Al ser un fenómeno mucho más violento y repentino que la típica tormenta de verano, el navegante normalmente acostumbrado a semanas de buen tiempo no se da la prisa que debería en levantar el ancla, y ponerse a navegar hacia un refugio de la costa.

CCTV footage shows moment Bayesian yacht sinks during violent storm

Vídeo grabado por el circuito cerrado de TV del Bayesian instantes antes de hundimiento.

Riesgos para la náutica de recreo

Las embarcaciones de recreo son particularmente vulnerables a los "downbursts" durante los fondeos y especialmente por la noche. En esos momentos el viento repentino y extremo puede arrancar anclas o muertos mal dimensionados o colocados sobre fondos inestables como algas, cascajo o fango, que no ofrecen el agarre adecuado. Esto puede provocar que la embarcación quede a la deriva y acabar con el barco varado en la playa o en las rocas. 

Izar las velas para escapar del "downburst" es una mala estrategia ya que las ráfagas son lo suficientemente potentes para desarbolar veleros pudiendo romper mástiles, velas y jarcia, o incluso hacer volcar embarcaciones y hundirlas, como en el famoso y tragico caso del megavelero Bayesian.

Intentar entrar en puerto no suele ser tampoco una buena estrategia ya que muchos barcos querrán acceder a la vez y en esa prisa por llegar antes a puerto pueden producirse abordajes o pérdidas de gobierno y acabar los barcos en los tetrápodos o bloques de piedra de los rompeolas. Además los puertos suelen cerrarse por no ser seguros suu accesos en estas condiciones.

Dentro de puerto los barcos que estén amarrados a muelles de cemento pueden verse golpeados contra los cantiles ya que las defensas en esas condiciones de ola y viento ofrencen poca protección. Además las amarras pueden romperse y pantalanes pueden ondular varios metros, provocando como resultado daños masivos a múltiples embarcaciones, como ha ocurrido a menudo en las zonas de navegación más visitadas por los navegantes de nuestro país.

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Prevención y reacción

La clave para el navegante de recreo es la prevención y la anticipación meteorológica, aunque esto no es nada fácil. Conviene tener un monitoreo constante de la previsión meteorológica y de las alertas de la Agencia estatal de Meteorología, AEMET. 

De día deberemos estar al tanto de la posible presencia de tormentas fuertes y la actividad convectiva. Desconfiaremos de los grandes cúmulos o cumulonimbos en la zona. Las nubes de tormenta con bases muy oscuras y un aspecto amenazador deben ser motivo de máxima alerta. La aparición de una cortina de lluvia o virga (precipitación que no llega al suelo) bajo la nube que se aplana al acercarse a la superficie del agua es un claro indicio de "downburst" inminente.

Respecto al fondeo priorizaremos tenederos de arena en lugares protegidos de la dirección dominante de las tormentas previstas y nos aseguraremos de que el ancla esté bien agarrada en un fondo adecuado. Aquí tendremos que tomar una dificil decisión: echar toda la cadena si hay espacio en el fondeadero o salir a navegar. Si el ancla garrea usaremos el motor para aliviar la tensión del fondeo mientras se intenta izar el ancla y salir a capear mar adentro. Normalmente salir a mar abierto suele ser opción la más juiciosa.

Al hilo de lo anterior, uno los problemas del fondeo en estas condiciones extremas son los barcos vecinos. Puede que el nuestro esté aguantando bien el chaparrón pero no podemos asegurar que los demás estén igual de seguros. Si no es así, llegarán disparados por el viento hacia nosotros pudiendo provocarnos daños y, a lo peor, que nos hagan garrear y no podamos zafarnos de ellos antes de acabar varados. 

Como norma general bajaremos la capota y el bimini para que no sean arrancados por las rachas de viento. Si aún es posible moverse por cubierta, trincaremos la embarcación auxiliar con cabos y cinchas adicionales. Conviene que tengamos a mano unas gafas de buceo para ponérnoslas si el viento y la lluvia nos dificultan demasiado la visión, estas serán de extrema utilidad si tenemos que salir de la cabina protegida a la cubierta en medio de la vorágine.

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Conclusión

El "downburst" es una amenaza marina súbita y violenta que exige el máximo respeto por parte de todo navegante. Su naturaleza inesperada y su poder destructivo lo convierten en uno de los riesgos meteorológicos más subestimados en la náutica de recreo.
Con la creciente intensidad y frecuencia de los eventos meteorológicos extremos a nivel global, un fenómeno como el downburst –o reventón– debe ser integrado en la formación náutica y los protocolos de seguridad a bordo. Ya no basta con prepararse para el temporal pronosticado; es imperativo estar listos para la agresión repentina. La formación náutica continua y una meticulosa preparación son, de lejos, la mejor defensa para salvaguardar no solo la integridad de la embarcación, sus aparejos y equipos, sino, lo que es más importante, la vida de las tripulaciones.

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