Cuando te sacas un
título náutico de recreo, la carta es protagonista en el examen… y luego, muchas veces, desaparece del día a día a bordo. Entre el plotter, el móvil y la sonda, es fácil pensar que ya no hace falta.
Pero la carta náutica no está pensada para hacer cálculos, sino para entender dónde navegas y anticiparte a los problemas. En este artículo vamos a ver
5 errores muy comunes al leer una carta náutica, de esos que todos hemos cometido al empezar.
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Para qué sirve realmente una carta náutica
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1. No fijarse en la unidad de medida de las sondas
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2. Creer que las sondas indican la profundidad real en ese momento
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3. Fijarse solo en la profundidad y no mirar el tipo de fondo
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4. Confiarlo todo al zoom del plotter y olvidar la escala
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5. No entender bien los símbolos de peligro más importantes
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6. No usar la carta para leer la costa y anticipar el abrigo
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¿Quieres aprender a leer cartas náuticas?
Para qué sirve realmente una carta náutica
Una carta náutica no es un plano bonito ni un recuerdo del examen.
Es el documento que te da contexto sobre el mar por el que te mueves.
Mientras el GPS te dice dónde estás, la carta te dice dónde te conviene estar… y dónde no.
Lo que una carta náutica sí hace por ti- Anticipar zonas peligrosas: Bajos, rocas, pecios, zonas que descubren con la marea… cosas que no siempre “saltan” en pantalla.
- Entender la profundidad antes de llegar: No solo cuánto hay, sino cómo cambia y dónde se complica.
- Elegir mejor un fondeo: Saber si hay arena, roca o posidonia antes de echar el ancla.
- Leer la forma de la costa: Ver entrantes, salientes y zonas que dan abrigo según el viento.
- Navegar con más margen y menos improvisación: Tomar decisiones con tiempo, no cuando ya estás encima del problema.
Para navegación de recreo, mirar la carta con intención ya marca una gran diferencia.
1. No fijarse en la unidad de medida de las sondas
Uno de los errores más traicioneros al leer una carta náutica es dar por hecho que todas las sondas están en metros.
En las cartas españolas, las profundidades siempre están expresadas en metros. Sin embargo, en muchas cartas extranjeras, especialmente anglosajonas, las sondas pueden estar en pies (e incluso en brazas en cartas más antiguas).
Si no te fijas en la unidad, un número que parece cómodo puede no serlo en absoluto. Pensar que tienes 6 metros cuando en realidad son 6 pies es un error que puede acabar muy mal, sobre todo cerca de la costa o al fondear. Ten en cuenta que 1 metro son aproximadamente 3 pies.
La buena noticia es que evitarlo es muy fácil. La unidad de medida de las sondas siempre aparece indicada en la carta, normalmente en la leyenda o en el margen. Basta con comprobarlo una vez antes de navegar por una zona nueva. En las cartas digitales tendrás que configurarlo en el menú.
La regla práctica es clara:
Si la carta no es española, confirma siempre en qué unidad están las sondas antes de confiar en ellas.

Leyenda de carta del estrecho
2. Creer que las sondas indican la profundidad real en ese momento
Este es, con diferencia, el error más habitual cuando empiezas a navegar por tu cuenta.
Miras la carta, ves un número —por ejemplo un 3— y piensas:
“Aquí hay tres metros, vamos bien.”
Y ahí está el problema:
eso no es exactamente lo que te está diciendo la carta.
¿Qué indican realmente las sondas de una carta náutica?
Las sondas no muestran la profundidad que hay ahora mismo, sino la profundidad mínima que puede haber en ese punto.
Están referidas a un nivel de referencia, que normalmente es la bajamar máxima (el momento en el que menos agua hay).
Dicho sin tecnicismos:
- La carta siempre te enseña el peor escenario posible
- Nunca habrá menos agua que lo que marca la carta
- Pero sí puede haber más, dependiendo de la marea
Por eso, una sonda de 2 metros no significa “hay 2 metros”, sino:
⚠️ “ojo, aquí puedes quedarte con solo 2 metros”.
¿Cuándo este error suele dar problemas de verdad?
Este malentendido con las sondas aparece casi siempre en las mismas situaciones:
- Al acercarte demasiado a la costa “porque el mar está como un plato”
- En entradas o salidas de puerto con poca agua
- Al intentar ajustar un fondeo al límite
- Cuando navegas por una zona que no conoces bien
En todos los casos, el problema no es la carta, sino confiarse pensando que hay más agua de la que realmente puede haber.
3. Fijarse solo en la profundidad y no mirar el tipo de fondo
Este error suele aparecer justo cuando más importa:
al fondear.
Miras la carta, ves que hay agua suficiente y piensas:
“Perfecto, aquí se puede fondear.”
Pero la carta no solo te dice cuánta agua hay, también te dice qué hay en el fondo.
Por qué el tipo de fondo importa más de lo que parece
No todos los fondos se comportan igual:
- Arena → el ancla agarra bien
- Fango → suele agarrar, pero hay que comprobar
- Roca → el ancla no agarra
- Posidonia → no agarra y además está protegida
Fondear sin mirar el fondo puede acabar en:
- Garreo
- Sustos con cambios de viento
- Daños al ancla o a la cadena
¿Qué te está diciendo la carta? (aunque no te des cuenta)
En la carta, el tipo de fondo suele aparecer:
- Con abreviaturas (S, M, R, etc.)
- O indicado en zonas concretas de fondeo
Un vistazo rápido antes de echar el ancla puede ahorrarte muchos problemas.
Regla práctica
Si la carta no indica arena, no des por hecho que es un buen fondeo.
4. Confiarlo todo al zoom del plotter y olvidar la escala
Este error es muy común cuando navegamos con plotter o con apps en el móvil. Haces zoom, miras la pantalla y piensas que, si no aparece ningún peligro, es que no lo hay.
El problema es que muchas veces el peligro no ha desaparecido, simplemente no se está mostrando a esa escala.
Cuando acercas mucho la imagen, algunos símbolos se simplifican o directamente dejan de verse. Bajos aislados, rocas o cambios bruscos de profundidad pueden quedar fuera de pantalla aunque estén claramente indicados en la carta. El zoom da sensación de precisión, pero a cambio te hace perder visión de conjunto.
Esto genera una falsa seguridad bastante peligrosa, porque te obliga a navegar muy encima del problema y con poco margen de reacción. Por eso muchos sustos ocurren en días tranquilos, con buena mar y buena visibilidad: no es falta de condiciones, es exceso de confianza en la pantalla.
La regla aquí es sencilla:
antes de acercarte mucho, aléjate un poco.
Mira la zona con una escala más abierta para entender qué hay alrededor y, solo después, vuelve a hacer zoom para el detalle. La carta funciona mejor cuando combinas contexto y precisión, no cuando te quedas solo con uno de los dos.
5. No entender bien los símbolos de peligro más importantes
La carta náutica tiene muchos símbolos, y es normal no acordarse de todos. El problema no es ese. El problema es no reconocer los símbolos que indican peligro, porque esos sí que importan en navegación real.
Rocas, bajos aislados, obstáculos sumergidos o restos de naufragios no están puestos para decorar la carta. Son avisos claros de zonas donde conviene mantener distancia, incluso aunque el mar esté en calma y la visibilidad sea buena. Muchos de estos peligros no se ven a simple vista, y de noche o con algo de mar son directamente invisibles.
No hace falta saberse la carta de memoria ni dominar toda la simbología. Con identificar unos pocos símbolos clave ya ganas mucha seguridad. Si ves un símbolo que no reconoces, la carta ya te está diciendo algo importante: mejor no pasar por aquí sin saber exactamente qué es.
La regla práctica es muy simple:
si no entiendes un símbolo, no lo ignores. Abre la leyenda, consúltalo rápido o, si no lo tienes claro, deja margen y rodea la zona. En el mar, interpretar bien una advertencia siempre es más barato que comprobarla en directo.
6. No usar la carta para leer la costa y anticipar el abrigo
Muchas decisiones a bordo se toman “a ojo”: parece que esa cala está resguardada, que esa zona será tranquila o que por ahí se navega cómodo. El problema es que el ojo engaña, sobre todo cuando todavía no tienes mucha experiencia.
La carta náutica te permite entender la forma de la costa antes de llegar. Entrantes, salientes, cabos y bahías no solo están dibujados: te están diciendo cómo va a comportarse el mar según el viento que sople. Una zona que parece protegida puede quedar totalmente expuesta con solo cambiar la componente del viento.
No usar la carta para esto suele traducirse en fondeos incómodos, más rolido del esperado o cambios de plan de última hora. Todo eso se podría haber anticipado con un vistazo tranquilo a la carta antes de entrar.
La regla aquí es clara: la carta no solo sirve para evitar peligros, también para elegir mejor dónde estar. Leer la costa con tiempo te permite navegar más cómodo, fondear con cabeza y disfrutar más de la salida.
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Si después de leer este artículo te has dado cuenta de que la carta náutica tiene mucha más información de la que usas normalmente, es normal. Aprender a leerla bien no va de hacer exámenes, sino de navegar con más criterio y más tranquilidad.
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