El mercado de embarcaciones de segunda mano ofrece buenas oportunidades a quien desee iniciarse en la navegación de recreo y no invertir mucho dinero hasta estar seguro de la clase de navegaciones que va a realizar y, por tanto, del tipo de barco más adecuado para ello.
Suele ser muy habitual, una vez elegido el barco, realizar la compra sin más comprobaciones ni garantía que las buenas palabras del vendedor y un corto paseo de demostración.
Ello puede ser la causa de un cúmulo de problemas y reclamaciones que pueden amargar al más templado, lo que se preveía como el medio de disfrutar de la navegación de recreo: osmosis en el casco, pertrechos caducados, faltas al inventario, averías ocultas en motores, baterías agotadas, o documentación incompleta que imposibilita navegar en regla.
Por todo lo anterior, se hace imprescindible el concurso de un profesional independiente que certifique el estado real en que se encuentra la embarcación: casco, motores, electrónica, así como su inventario, mediante una inspección en seco y pruebas en la mar.
Con el informe del perito, visado por el colegio de oficiales de la marina mercante o por el de ingenieros navales, el cliente estará en mejores condiciones de negociar el precio final con el vendedor, teniendo en cuenta para ello, las deficiencias que hayan podido detectarse durante las pruebas y la comprobación del inventario.
Y lo que es más importante: puede estar tranquilo de que el barco no será una fuente de preocupaciones; ni una sangría de dinero, y de que pasará sin problemas la inspección técnica reglamentaria que las embarcaciones de recreo han de pasar periódicamente para poder navegar.
En Cenáutica, conscientes de esta necesidad, hemos ampliado los servicios a nuestros alumnos ofreciendo estos peritajes con el que garantizar una compra feliz y que en su caso, deje de ser cierto el conocido dicho marinero en el que se afirma que uno de los dos días más felices del aficionado es aquel en que consigue vender su embarcación y librarse de quebraderos de cabeza.
